Las palabras de Javier Tebas, presidente de la Liga Profesional (LFP) de que el Barça y el Espanyol no podrían jugar en la Liga BBVA si Catalunya se independizara ha vuelto a poner el tema sobre la mesa. De hecho, de una forma ultra secreta, con total discreción, el Barça ha estudiado los diferentes escenarios que se podrían producir desde la época en que Sandro Rosell era presidente. Igual sucede ahora con Josep Maria Bartomeu al frente de la entidad azulgrana.
Sin duda, el tema político dificultaría enormemente una posible solución futbolística, más fácil de lograr. Con la legislación actual de España, con la reglamentación de UEFA y FIFA, si ahora Catalunya obtuviera a independencia, el Barça sólo podría militar en la Liga catalana que se creara, con los perjuicios claros que tendría a nivel de cotización a nivel mundial en los aspectos relacionados con los derechos de televisión, publicidad y marketing que afectarían directamente a sus ingresos. También de las estrellas blaugrana.Mantener una plantilla como la actual sería poco menos que prohibitivo. La salida más fácil sería una hipotética Súper Liga europea que, hoy por hoy, está más lejos que nunca, ya que la ECA (Asociación Europea de Clubs) está encantada con los ingresos de la actual Champions League que les da la UEFA y el mercado mundial de televisión igual.
En el aspecto deportivo, la reglamentación de la UEFA vigente, no permite que un club de una federación miembro milite en otro campeonato salvo aquellos clubs con derechos históricos como es el caso del Andorra en España (milita con anterioridad a que de fundara la Federació d’Andorra), o los clubs galeses (Swansea o Cardiff) que participan en las competiciones de la Premier e Inglaterra. Hay pequeñas excepciones de conjuntos de Luxemburgo y Liechtenstein pero que siempre datan de años atrás. El Mónaco que en su día fue puesto como ejemplo por el propio FC Barcelona, no sirve ya que el cuadro del Principado, aparte de ser un histórico de la Ligue 1, pertenece a una federación asociada a UEFA y FIFA, pero que carece de campeonato y de selección propia desde siempre. La UEFA se ha negado a que Celtic y Rangers disputen la Premier, que clubs londinenses (Wimbledon) disputara sus partidos en Dublín (República de Irlanda) o que Holanda y Bélgica mezclaran sus campeonatos o los clubs esndinavos fundaran una Liga unificada entre Suecia, Noruega, Dinamarca y Finlandia.
Otro aspecto interesante a destacar sería la situación por la que atravesarían los futbolistas catalanes que componen la plantilla del Barça. Una vez que Catalunya proclamara su independencia, ellos, como ha sucedido con las ex Repúblicas soviéticas y con la extinta Yugoslavia, podrían elegir si seguir jugando con España o, por el contrario, hacerlo con la Selecció Catalana. Si fuera así, automáticamente serían considerados extracomunitarios con el quebranto que ello supondría para sus carreras y para el propio Barça que seguiría teniendo un número limitado de extracomunitarios, concretamente tres. En el caso de que se mantuvieran en la Roja, seguirían siendo comunitarios sin mayores contratiempos.
El escenario cambiaría en una futura aceptación por parte de la Unión Europea del Estado catalán en que ya serían considerados como comunitarios. Igualmente, sucedería con el coeficiente que tiene en la actualidad el FC Barcelona en Europa, que es de los mejores. El Barça en una Catalunya independiente no podría beneficiarse del actual cupo de cuatro clubs clasificados directamente para la Champions que tiene la Real Federación Española, aunque eso no le afectaría porque en teoría debería ganar el campeonato catalán con asiduidad. Pero sí que tendría el handicap de que a partir de la próxima temporada los cabezas de serie serán los ganadores de las siete Ligas más importantes de Europa por coeficiente entre los que no figuraría lógicamente Catalunya por su escasa trayectoria.
El Barça, según reconoció una fuente de la propia federación francesa a MD, hizo en su día una consulta muy discreta. Preguntaron sobre la posibilidad de que pudieran militar en la Ligue 1 en caso de que Catalunya se independizara. No hubo una respuesta concreta ante lo que los franceses consideraron una situación embarazosa porque el gobierno presidido por François Hollande no apoya para nada la independencia de Catalunya como no se ha cansado de repetir el ministro Manuel Valls, nacido en Barcelona y seguidor acérrimo del Barça. Cosas de la política y el fútbol. Tampoco parece que Inglaterra o Italia abrieran sus puertas al Barça por más atractivo que les pudiera resultar contar con los cracks que dirige Luis Enrique. Las grandes federaciones europeas chocan con sus respectivos gobiernos.
Esta es la situación a día de hoy para el Barça o el Espanyol en el caso de que Catalunya alcanzara su independencia. El latiguillo de que “el fútbol español no puede prescindir del Barça así como así” que se escucha habitualmente en los últimos tiempos, choca de lleno con la dura realidad de las leyes y los reglamentos. Otra cosa es que se cambien. Pero eso dependería más que nada de la voluntad de unos y otros. Y estos son malos tiempos no sólo para la lírica sino para separar al fútbol de la política.
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Sin duda, el tema político dificultaría enormemente una posible solución futbolística, más fácil de lograr. Con la legislación actual de España, con la reglamentación de UEFA y FIFA, si ahora Catalunya obtuviera a independencia, el Barça sólo podría militar en la Liga catalana que se creara, con los perjuicios claros que tendría a nivel de cotización a nivel mundial en los aspectos relacionados con los derechos de televisión, publicidad y marketing que afectarían directamente a sus ingresos. También de las estrellas blaugrana.Mantener una plantilla como la actual sería poco menos que prohibitivo. La salida más fácil sería una hipotética Súper Liga europea que, hoy por hoy, está más lejos que nunca, ya que la ECA (Asociación Europea de Clubs) está encantada con los ingresos de la actual Champions League que les da la UEFA y el mercado mundial de televisión igual.
En el aspecto deportivo, la reglamentación de la UEFA vigente, no permite que un club de una federación miembro milite en otro campeonato salvo aquellos clubs con derechos históricos como es el caso del Andorra en España (milita con anterioridad a que de fundara la Federació d’Andorra), o los clubs galeses (Swansea o Cardiff) que participan en las competiciones de la Premier e Inglaterra. Hay pequeñas excepciones de conjuntos de Luxemburgo y Liechtenstein pero que siempre datan de años atrás. El Mónaco que en su día fue puesto como ejemplo por el propio FC Barcelona, no sirve ya que el cuadro del Principado, aparte de ser un histórico de la Ligue 1, pertenece a una federación asociada a UEFA y FIFA, pero que carece de campeonato y de selección propia desde siempre. La UEFA se ha negado a que Celtic y Rangers disputen la Premier, que clubs londinenses (Wimbledon) disputara sus partidos en Dublín (República de Irlanda) o que Holanda y Bélgica mezclaran sus campeonatos o los clubs esndinavos fundaran una Liga unificada entre Suecia, Noruega, Dinamarca y Finlandia.
Otro aspecto interesante a destacar sería la situación por la que atravesarían los futbolistas catalanes que componen la plantilla del Barça. Una vez que Catalunya proclamara su independencia, ellos, como ha sucedido con las ex Repúblicas soviéticas y con la extinta Yugoslavia, podrían elegir si seguir jugando con España o, por el contrario, hacerlo con la Selecció Catalana. Si fuera así, automáticamente serían considerados extracomunitarios con el quebranto que ello supondría para sus carreras y para el propio Barça que seguiría teniendo un número limitado de extracomunitarios, concretamente tres. En el caso de que se mantuvieran en la Roja, seguirían siendo comunitarios sin mayores contratiempos.
El escenario cambiaría en una futura aceptación por parte de la Unión Europea del Estado catalán en que ya serían considerados como comunitarios. Igualmente, sucedería con el coeficiente que tiene en la actualidad el FC Barcelona en Europa, que es de los mejores. El Barça en una Catalunya independiente no podría beneficiarse del actual cupo de cuatro clubs clasificados directamente para la Champions que tiene la Real Federación Española, aunque eso no le afectaría porque en teoría debería ganar el campeonato catalán con asiduidad. Pero sí que tendría el handicap de que a partir de la próxima temporada los cabezas de serie serán los ganadores de las siete Ligas más importantes de Europa por coeficiente entre los que no figuraría lógicamente Catalunya por su escasa trayectoria.
El Barça, según reconoció una fuente de la propia federación francesa a MD, hizo en su día una consulta muy discreta. Preguntaron sobre la posibilidad de que pudieran militar en la Ligue 1 en caso de que Catalunya se independizara. No hubo una respuesta concreta ante lo que los franceses consideraron una situación embarazosa porque el gobierno presidido por François Hollande no apoya para nada la independencia de Catalunya como no se ha cansado de repetir el ministro Manuel Valls, nacido en Barcelona y seguidor acérrimo del Barça. Cosas de la política y el fútbol. Tampoco parece que Inglaterra o Italia abrieran sus puertas al Barça por más atractivo que les pudiera resultar contar con los cracks que dirige Luis Enrique. Las grandes federaciones europeas chocan con sus respectivos gobiernos.
Esta es la situación a día de hoy para el Barça o el Espanyol en el caso de que Catalunya alcanzara su independencia. El latiguillo de que “el fútbol español no puede prescindir del Barça así como así” que se escucha habitualmente en los últimos tiempos, choca de lleno con la dura realidad de las leyes y los reglamentos. Otra cosa es que se cambien. Pero eso dependería más que nada de la voluntad de unos y otros. Y estos son malos tiempos no sólo para la lírica sino para separar al fútbol de la política.